Luego de los sucesos de abril de 2002, el general Melvin López Hidalgo, quien para agosto de ese año era el Inspector General del Ejército, me mandó a llamar para negociar mi permanencia en ese cuerpo armado. A cambio, debía mantener una actitud más complaciente a los intereses del hoy dictador, quien en los referidos sucesos quedó ante sus
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