Muchas personas acostumbran que cuando se está conversando sobre alguien y es preciso mencionarlo -este presente o no- se pueda señalar sin nombrarlo. En ese sentido el idioma español es amplio y recurre a un artificio semántico, que puede conllevar a aludirlo no necesariamente para presentarlo como MARTIR, sino como un mortal más, llamado: TIBURCIO.
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