Es bueno que Pérez Becerra y los faracos lo comprendan. Van en picada. Dejaron de serle útil. Santos, su “amigo íntimo”, está en la cresta de la ola. Si los desencantados, traicionados, estrujados y expelidos por el magisterial oportunismo presidencial volaran, el cielo estaría nublado. Así son las cosas.
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