La megalomanía de Chávez no tiene límites. Relaciona su enfermedad con la voluntad de Dios. Pero de un Dios que está pendiente de solucionarle el problema.
Chávez sostiene que Dios le mandó el cáncer que padece. Fue supuestamente un preaviso divino por despreocuparse de su salud. Pero una vez aceptada la irresponsabilidad, Dios
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