Ibsen Martínez podría pasar por chavista, quizá por su sonrisa irónica o por su arrogancia que no disimula. Sin embargo, escribe bien, y estemos claros en que eso no se les da bien a los chavistas. Es un espécimen más de la tan variopinta nova oposición que se las echa de enfant terrible, aunque ya no es tan chamo.
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