Por Alfredo M. Cepero // Director de www.lanuevanacion.com
Hace unas cuantas semanas Hugo Chávez se enteró de que ni su poder absoluto sobre las vidas y haciendas de otros seres humanos, ni los millones robados al tesoro de Venezuela, ni su incontenible verborrea demagógica le garantizan la inmortalidad. Un cataclismo de enormes proporciones
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